viernes, 1 de octubre de 2010

And the words retreat breathing histories into stories untold.



No estás siempre en mi mente, solo te recuerdo cuando no me acuerdo de olvidarte. Pero admito que las tardes se me hacen un poco largas desde aquel martes, y las madrugadas son interminables. No me he acostumbrado del todo a que no me den las buenas noches, te reconozco en distintas caras y siento que estás de pie apoyado en cada esquina de la calle. Se me hace un nudo en el estómago cuando llega una llamada o un mensaje, pensando en una pequeña posibilidad.

Ojalá pudiese haber guardado tu esencia, la fragancia que se quedó en el sofá, el olor de tus camisetas, y el tacto de tu espalda. Y en los momentos de debilidad desearía regresar al punto de partida, hacer buenas elecciones.

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